10.15.2012

Mi encantamiento por una persona tan incondicional con sus ideales, me cegó. Solo vi su compromiso brutal, su pasion, su personalidad impotente y parca. Era fogoso, dulce aveces pero casi siempre cauto, inescrutable. No vi fallas, no vi grietas, no vi errores. El fin justifica los medios.

Fue para mi una entrada a un mundo extraño, lleno de violencia y odio, que prometia una salida hacia un mundo lleno de amor y justicia. Me deslumbraba permanentemente. Pero al fin y al cabo el concepto burgues de felicidad no existe para nosotros, es propio de la sociedad de clases. Su emocion y su violencia me dijeron que no habia caso, que asi seria. Me advirtio que yo tendria que organizar mi vida para irme. Recuerdo que quise ser valiente y no dramatizar. Recorrio mi cara a besos y nos abrazamos como si quisieramos estrujarnos. Yo no sabia si queria hacer el amor o que, pero empezaba a sentir la desesperacion que avanzaba desde mis tripas.
Suspiraban lo mismo los dos, y hoy son parte de una lluvia lejos no te confundas no sirve el rencor 
son espasmos después del adiós.