2.15.2011

Largas caminatas enseñándome como se llama cada árbol, cuando florecía, qué edad tenían. Me enseñaste a quererlos, a que abrazarlos llenaba de fuerzas y permitía aclarar la cabeza. Que cuando uno está enojado tiene que agarrar y tirar una piedra. Que todas las piedras tienen valor, tienen una fuerza. Que cuando duele la panza, la garganta, la cabeza, haga frío o calor, hay que comer helado (porque todo se soluciona con el helado). Me enseñaste diferentes juegos, me contaste los mejores cuentos y me cantaste para que pueda dormir. Me enseñaste cómo dormir cuando no podía. Siempre tenías la rutina de comer un caramelito light antes de dormir. Ponías almohaditas de lavanda bajo la almohada. Enseñanzas de vida, de verdad.